miércoles, 21 de julio de 2010

mon amour, mon amour

(...) Me hartan el mundo, los seres humanos y las decisiones.
Me angustia tener que decidir sobre algo de lo que no tengo ni la más mínima idea.
Estamos arrojados al amor. ¿Y qué es "el amor"? Absolutamente nada.
Tal vez una ficción vetusta. El campo de proyección de nuestras inseguridades, temores, esperanzas.
Nuestro peor rostro reflejado por cadena nacional en los televisores del mundo.
Vacío. Allá afuera no hay nada. Y lo que vemos son tan sólo fantasmas.
El deseo cristalizado en la materia indiferente. Objetos que caminan, comen y mueren a los cuales damos un nombre, humanizamos y rellenamos de sentido.
El amor es una profesion dogmática. ¿Por qué creer en el amor si no creemos en dios?
Si no creemos en duendes, hadas, mounstruos, extraterrestres verdes y peticitos, superheroes, revoluciones y lideres políticos, ¿por qué tener una fe ciega en tal supersticion como lo es "el amor"?
(...)
sin certeza alguna nos doblegamos ante su inercia provenga de donde provenga, sea lo que sea: protección o existencia.
Ser una supersticiosa consciente, ¿cambia algo?

No hay comentarios: